focus on pedro gallego

 

¿Te imaginas un lugar en el que se funda la vida real y el arte?

¿Te imaginas un lugar que exista gracias al movimiento y su transitoriedad?

¿Un lugar que se preste al intercambio y a la metamorfosis constante?

 

Existe un lugar exactamente así.

Un lugar donde el espacio es infinito y algo amorfo, donde no hay principio ni final, una suerte de laberinto inmaterial. Donde el contenido se construye, deconstruye, reconstruye y destruye para ser resucitado de vuelta en un proceso sin forma ni dirección previamente diseñada. Hay un lugar que no entiende sobre la fuente o la ascendencia primaria, no hay lugar para lo original ni lo inédito.

 

Está compuesto de archivos y carpetas con nombres extraños, difíciles de memorizar pero de posible acceso. En este lugar el camino se pierde en el desafío de la copia y la apropiación perpetua. No es ni tuyo ni es mío. Puedes hacer lo que quieras con él, agarrarlo, desecharlo, desperdiciarlo, manosearlo, modificarlo, mezclarlo, pensarlo u olvidarlo para siempre.

 

En este lugar la información viaja a más velocidad que la luz haciendo que ésta y su incalculable modo de representación se multiplique millones de veces al mismo tiempo, imparable e inabarcable.

Un lugar en el que perder el tiempo, un pasatiempo, donde no cabe preocuparse por el análisis o la observación minuciosa.

Este lugar es fácil, algo perezoso y ligero, en él podrías hasta olvidarte de tus expectativas y obligaciones.

 

¿Te lo imaginas?

 

 

 

 

 

 

 

Un lugar en el que fallo es acierto, un lugar para el glitch,  donde lo nebuloso e impreciso prima sobre la nitidez y la calidad y perfección. En cualquier caso, es un lugar múltiple en el que se expresan las contradicciones de la muchedumbre: desde su oportunismo, narcisismo y concurrente sumisión hasta su deseo de autonomía y creación y transgresión. Este lugar se mantiene fresco desde hace años, el tiempo apenas pesa, no existe un objetivo último, en este lugar todo es parte de una perpetua operación. Todos los que han pasado por él se han olvidado o recuerdan con torpeza lo que allí vivieron o vieron. Esto se debe a su ininterrumpida mutación, no es una cuestión de moda o tendencia, al contrario, es fruto de una disponibilidad súbita, de un descubrimiento inesperado pero siempre bienvenido.

Existe un lugar

exactamente así:

 

 

 

Texto escrito por Sofía Machain para acompañar la exposición Screensaver del artista brasileño Pedro Gallego. La muestra forma parte del proyecto Video de Hoje organizado por Fonte con colaboración de la Central Galeria en São Paulo, Brasil.