Musas

Colorean ese dibujo con el tono de la carne, preparado de antemano en su paleta, cuidando de que un lado quede más oscuro que otro, y sólo porque miran de vez en cuando a una mujer desnuda puesta en pie sobre una mesa, creen haber  copiado la naturaleza, creen ser pintores y haber robado su secreto a Dios!…”

La Obra Maestra Desconocida (Honore de Balzac)

 

Las musas, hijas de Zeus y Mnemosine, eran las patrocinadoras de las artes: Clío era la musa de la historia; Euterpe, de la música; Talia, de la comedia: Melpómene, de la tragedia; Terpsícore, de la danza; Erato, de la elegía; Polimnia, de la lírica; Urania, de la astronomía y Calíope, de la retórica y la poesía heroica.

 

“Mas las sucias Propétidas osadas,

Que Venus no ser diosa porfiaron,

Con ira de ella misma castigadas,

Sus cuerpos las primeras alquilaron.

Y luego que rameras estimadas

De verse endurecidos no curaron,

Mudáronse en muy duros pedernales

Estándose ya ellas casi tales”.  

(Ovidio, Las metamorfosis, Libro décimo, 455-462)

 

La Historia del Arte no puede entenderse como la historia de la mirada humana, sino como la historia de la mirada masculina que ha tenido la figura femenina como objetivo y fuente de inspiración. La mujer no ha tenido palabra ni mirada durante muchos siglos. Solo objeto de admiración, como si de una divinidad, un misterio irresoluble, se tratase.

«Y nadie entre ellos se privó de su ración equitativa de manjares, ni de los sonidos de la lira magnífica pulsada por Apolo, a cuyo alrededor cantaban con linda voz las Musas».

Ilíada I, 602

 

El cuerpo de la mujer ha inspirado a pintores, escultores y cineastas. Para ellos la inspiración siempre ha venido en forma femenina: la musa como un objeto pasivo, instrumental, fuente del voyeurismo y la escopofilia.

«Las Musas, respondiéndole todas a una con hermosa voz, cantan de los dioses los dones inmortales, y de los hombres los sufrimientos, cuantos sobrellevan por causa de los dioses inmortales, y cómo pasan la vida inconscientes y sin recursos y no pueden hallar ni remedio de la muerte ni protección de la vejez»

Ilíada, 189-194.

Apolo, dios inspirador de las artes, el más bello de los inmortales, dominador del pensamiento y las artes, encargado de dirigir el coro de las Musas.

Las Musas otorgan a los hombres los dones de la elocuencia y la sabiduría.

  • Ofrecen la inspiración, el entusiasmo y la facultad poética

  • Son en sí mismas las imágenes del canto, la poesía y la música

  • Imaginadas como personificaciones, por tanto, divinidades.

El mito de las musas no hace más amplificar el carácter mágico de lo femenino: a partir del modelo de una mujer se recrea la obra de arte, es decir, se dota de humanidad a lo inanimado; el frío mármol adquiere el calor, un calor proveniente del artista (hombre) en forma erótica, ya sea un pincel o cincel. De aquí al mito de Pigmalión y la agalmatofilia solo hay un paso.

“¿Cómo asombrarse de que el arte lleve a error a los animales, que están privados de razón, cuando vemos que la sacrílega lujuria del hombre puede excitarse con la silueta de una piedra inanimada?” VALERIO MÁXIMO, Fact. et dict. mem

 

El calor del artista erotiza la estatua y devuelve una imagen que podrá ser disfrutada por los ojos. Una mirada es capaz de dotar de vida a lo inanimado; la capacidad de proporcionar un nuevo estatus (la vida) a la escultura (inerte) ha sido propiedad a lo largo de los siglos de solo una parte de la humanidad: el género masculino. El hombre mira, la mujer posa. El hombre da la forma; la mujer, la materia. El hombre artista emula una capacidad que naturalmente no posee y desea arrebatarle a la mujer: dar vida.

 

“Pigmalión, el chipriota, se enamoró de una estatua de mármol; era la de Afrodita y esta- ba desnuda. Derrotado el chipriota por su figura, se unió a la estatua, según cuenta Filostéfanos. Había otra Afrodita de mármol en Cnido, era también bella; otro hombre se enamoró de ésta y se unió a la piedra. […] ¡Tanto pudo engañar el arte que llegó a ser el seductor de los hombres pasionales hacia el abismo! […] Pues ningún hombre sensato se unió a una diosa…, ni se enamoró de… una piedra. En cambio, a vosotros os engaña el arte con otro encantamiento, conduciéndoos, aunque no sea a enamoraros, sí a honrar y a adorar las estatuas…”

CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Protrep. IV, 57, 3-5.

 

A veces las musas se tornan rebeldes, deseosas de escapar del silencio al que un sistema falocrático las condena. El cuerpo, su cuerpo, ya no se presta a ser colonizado, conquistado y expuesto. La musa rebelde desea ser observada porque quiere ser observada, sin coacción, por el placer propio de la exhibición, más allá del placer ajeno de la observación. Ya no es intermediaria entre el artista y la obra; ya no es el producto del artista. La musa rebelde es la obra por voluntad propia, sin perder su subjetividad ni su humanidad.

 

 

EDIE SEDGWICK (SIENNA MILLER), Factory Girl

Andy Warhol adopta a Edie Sedgwick, una pobre niña rica con problemas mentales y un más que traumático pasado familiar, y la hace protagonista de sus películas.

Cuando Sedgwick se hace necesaria para la inspiración del artista, éste la rechaza, la humilla, la hunde, la anula. Pero Edie se revuelve, no consiente ser reducida a la nada, a un mero objeto de observación: la cámara la ama y eso es gracias a ella misma. Edie renunció a la pasividad de la modelo entregándose a su propia autodestrucción.

 

CINDY SHERMAN (ASIA ARGENTO), Cindy, the doll is mine

La obra de Cindy Sherman presenta estereotipos femeninos pervertidos por el uso de disfraces y máscaras que evidencian el inestable concepto de identidad, a la vez que critica e ironiza sobre el modelo de belleza y sensualidad. Bertrand Bonello enfrenta a Asia Argento consigo misma, fotógrafa y modelo, del mismo modo que la propia Sherman fue fuente y recipiente de su inspiración. La modelo llora mientras suena la música y la fotógrafa dispara. La intimidad en bandeja.

 

CORA (HELEN MIRREN), Age of consent

Cora ya es mujer, lo sabe ella pero no lo sabe su madre y no lo sabe el pintor que pretende (castamente) inmortalizarla. Cora es libre en la playa australiana donde no hay normas que cumplir. Cora se admira frente al espejo y observa su belleza; se ofrece al pintor (que solo desea pintarla) con la falta de pudor e inseguridad propia de la mujer que quiere que se le mire como tal; como una mujer, no como una ninfa. No era la primera vez que James Mason seducía (se dejaba seducir para ser exactos) por una joven en el límite de la moralidad (y la legalidad). Cora no entiende la pasividad y tomará cartas en el asunto.

 

 

ANGÈLE (MONICA BELLUCCI), Un été brûlant

“Cualquier pintura que no haya hecho de ti te disgusta” espeta Frédéric a Angèle. La musa encarnada por la madurez de Monica Bellucci ya no atrae la mirada del joven Louis Garrel. “Antes solía amarme. Me lo demostraba”: Angèle no quiere aceptar no ser ya el objeto de la mirada del artista. Cual María Magdalena lavará los pies de su amado, consciente de que su tiempo ya pasó.

Las musas no serán jóvenes para siempre.

 

MARIANNE (EMMANUELLE BEART), La belle noiseuse

Frenhofer, cuyo credo es la verdad en la pintura, intentará alcanzar esta verdad a través de la destrucción figurativa de su modelo. Ontológicamente se asocia creación y masculinidad mientras lo femenino queda confinado a la rutina diaria, lo natural y la reproducción. Marianne contradice al artista, lo reta, se hace necesaria no como objeto de observación e inspiración, sino como ser que humaniza el arte que Frenhofer se empeña en deshumanizar.

 

CAMILLE CLAUDEL (ISABELLE ADJANI), Camille Claudel

“¿Qué tiene ella que yo he perdido?” se pregunta Rodin en la piel de Depardieu. Camille Claudel es la pasión que el artista necesita para crear, no el origen sino la pasión personificada. Claudel no solo fue musa. Fue modelo, amante y artista por derecho propio. La artista conquistó al hombre por su arte, inspirándose mutuamente. Claudel rompió un molde que pocas artistas habían conquistado: el desnudo como tema universal del arte.

 

ROSE, (Kate Winslet) Titanic

“Jack, quiero que me pintes como una de tus chicas francesas. Vistiendo esta joya. Solo esta joya”. Rose se desnuda para un hombre por primera vez en su vida. Jack ha visto muchas mujeres (francesas) desnudas en su vida de pintor bohemio. Pero el desafío de la mirada de Rose es superior a la mirada cohibida aunque inspirada del joven artista. Rose toma conciencia de sí misma y el control de la situación desmontando así el tópico de la musa recostada como elemento pasivo. “Fue el momento más erótico de mi vida”, sentenciará la anciana Rose.

 

 

UNE FEMME (KIKI DE MONTPARNASSE),  L’etoile de mer / Le Retour à la raison

Kiki inventó el personaje de Kiki para poder ser mirada sin pudor. Man Ray amó a Kiki hasta el punto de hacerla protagonista de sus fotografías y películas. Un amor compartido con el mundo. Su cuerpo desnudo, con su vulva carente de vello (su mayor trauma), es cosificado por Ray, poseído, matizado, decorado, hasta convertirlo en una más de las enigmáticas formas abstractas de su cine.

 

 

LIONEL SWEENEY (ROBERT DOWNEY JR.), Fur: An Imaginary Portrait of Diane Arbus

El vello, símbolo de masculinidad, cubre todo el cuerpo de Lionel Sweeney. Diane Arbus se esconde de su marido para fotografiar a unos freaks sacados de la película de Tod Browning. En Lionel encuentra escondido a un ser humano que no se acepta y no es aceptado por la sociedad.

La mirada de Diane, la suya propia y la de su cámara, desnudará a Lionel hasta mostrarnos a un bello hombre. El muso también existe.

 

 

“…prisionera de un orden simbólico en el que el hombre puede vivir sus fantasías y obsesiones a través del mandato lingüístico imponiéndolo sobre la imagen silenciosa de la mujer vinculada permanentemente a su lugar como portadora del sentido, no como constructora del mismo”. Placer visual y cine narrativo, Laura Mulvey.

 

 

 

PACO CASADO

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BIBLIOGRAFÍA

ICONOGRAFÍA DE APOLO Y LAS MUSAS EN EL ARTE ANTIGUO Y SUS PERVIVENCIAS EN EL ARTE OCCIDENTAL, María Isabel Rodríguez López

http://pendientedemigracion.ucm.es/centros/cont/descargas/documento7822.pdf

LA OBRA MAESTRA DESCONOCIDA, Honore de Balzac.

http://wiki.ead.pucv.cl/images/f/f4/Obramaestra.pdf

LA REBELIÓN DE LA MUJER BIÓNICA: A PROPÓSITO DE PIGMALIÓN, J.M. Vilageliu

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1448555

LA VOZ DE LA MUSA: UNA DIFÍCIL DESCOLONIZACIÓN CORPORAL. PERSPECTIVAS TEÓRICAS Y ARTÍSTICAS, Luz Mar González Arias

https://sexologiaenredessociales.files.wordpress.com/2013/08/a6-7-gonzalez.pdf

LAS NUEVE MUSAS, LA INSPIRACIÓN Y LA LOCURA, A.G. Villarán

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4046380.pdf

PLACER VISUAL Y CINE NARRATIVO, Laura Mulvey

http://www.estudiosonline.net/est_mod/mulvey2.pdf

POR AMOR AL ARTE. NOTAS SOBRE LA AGALMATOFILIA Y LA IMITATIO CREATORIS, DE PLATÓN A WINCKELMANN, Juan Luis González García

http://revistas.ucm.es/index.php/ANHA/article/view/ANHA0606110131A